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Laia Aguilar: "Tenemos que proyectar todo el día lo felices que somos"

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Barcelona, 7 ene (EFE).- Desde el despacho que tiene en su casa, ubicado en una zona de paso, ha pergeñado la escritora y guionista Laia Aguilar su nueva novela, "Pluja d'estels", con la que anoche ganó el premio Josep Pla, un canto a la amistad, en la que trata sobre la nostalgia, el paso del tiempo y la pérdida de la juventud.

Tampoco obvia lo que ella, en una entrevista con Efe, denomina la "tiranía de la felicidad".



"Tengo la sensación -reflexiona- de que vivimos en una sociedad que está un poco enferma, en la que tenemos que estar todo el día proyectando lo felices que somos, lo bien que estamos, los éxitos que hemos tenido, colgando fotos con cara sonriente, una exageración, proyectando un personaje que casi no tiene que ver con nosotros".

Después de la buena recepción que tuvo con "Wolfgang", novela juvenil con la que obtuvo en 2017 el VI Premio Carlemany, ahora Aguilar ha optado por un relato coral, protagonizado por un grupo de amigos que hace cinco años que no se ven, aunque desde que se conocieron en la universidad se encontraban, al menos, una vez al año.

Sin embargo, ocurrió un hecho trágico, hace un lustro, que les ha marcado a todos, y lo que le ha interesado es "ver cómo ese hecho, que viene del pasado, pero que se perpetúa en el presente, los ha marcado a cada uno de ellos y entrar en la psicología de cada una de las personas del grupo, de unos cuarenta años de edad, aunque hay una más joven y otra más mayor".

Advierte que, sin entrar en moralinas, muestra "cinco maneras diferentes de reaccionar frente a un conflicto, porque está el que lo huye, el que lo niega, o el que no quiere enfrentarse a lo que pasó hace unos años".

Para Laia Aguilar, que en su vertiente como guionista acaba de terminar un proyecto para Tele 5 y otro para Movistar, "no estamos demasiado preparados para enfrentarnos al dolor, a momentos difíciles, a situaciones traumáticas, a pérdidas, a una muerte, a un accidente, a la enfermedad, a la vejez".

A lo largo de un día que acabará con una lluvia de estrellas, en una playa del Cap de Creus estos personajes se bañarán, navegarán, comerán, se lo pasarán bien, pero, a la vez, "estarán ante un conflicto latente, que ninguno de ellos se atreve a expresar, porque se trata de un tema del que no se habla, aunque se cuece por dentro".

"Creo que somos una sociedad -agrega- en la que nos cuesta mucho hablar de las emociones sinceras y solo mostramos la cara amable y bonita, y cuando las cosas no van bien no sabemos enfrentarnos al dolor y a las dificultades".

En ese encuentro, que puede remitir a películas como "Los amigos de Peter" o a "Pequeñas mentiras sin importancia", sus participantes ya no son lo que eran en la universidad y "ello resulta interesante para ver cómo ha pasado el tiempo, cómo eran sus sueños profesionales entonces, de convertirse en vete a saber qué, muchos se han quedado por el camino, otros se han conseguido".

La escritora reconoce que le encanta entrar en lo más hondo de cada uno de ellos, "trabajar desde sus grietas, sus vulnerabilidades, más que desde sus virtudes, porque no me gustan nada los personajes a los que les va bien, porque me resultan falsos, no me los acabo de creer", sostiene.

No rehuye, por tanto, que se trata de una "historia cien por cien de personajes, que no va hacia el thriller o el misterio, a pesar de que haya un hecho trágico, pone el foco en un grupo de amigos, que a pesar de lo que les ha ocurrido, tienen una gran historia de amor entre ellos, ganas de tirar hacia adelante y vivir, con la dificultad de gestionar este hecho".

Lectora de los relatos de Alice Munro o de James Salter, que le maravillan, Laia Aguilar dice que tiene nuevas ideas en la cabeza para seguir en la senda de la literatura para adultos, pero "me lo quiero tomar con mucha calma, ir poco a poco, digerir el premio Josep Pla, que ha sido un honor recibirlo, mover la novela, ver cómo respira".

Respecto a la petición que hizo anoche de que las mujeres escriban más y se presenten a los premios literarios que se convocan, ha indicado que lo hizo para resaltar cómo de "sorprendente" es que un galardón como el Pla lo hubiera ganado por última vez una mujer hace diez años.

Sin embargo, ha precisado que no cree "que haya una literatura para hombres y otra para mujeres, porque la buena literatura es para todo el mundo".

Irene Dalmases

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