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Pérez Siquier: Seguí con mi cámara la evolución física y mental del país



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Barcelona, 13 feb (EFE).- La Fundación Mapfre dedica una amplia retrospectiva, con más de 170 imágenes tomadas entre 1957 y la actualidad, al fotógrafo almeriense Carlos Pérez Siquier, que discurrió desde el neorrealismo al color y que hoy ha confesado haber seguido con su cámara "la evolución física y mental del país".

Visiblemente emocionado al ver que finalmente una institución dedica atención a su obra, hasta ahora "en el dique seco", Siquier ha explicado que tenía fotos "guardadas en cajas de cartón, sin que nadie les prestara atención".

"La crítica más severa la ofrece el paso del tiempo, y muchos dicen que esas fotos siguen siendo modernas", ha dicho el nonagenario fotógrafo.

El recorrido expositivo se inicia con la serie "La Chanca" y "La Chanca en color" (1957-1965), en la que, en palabras de uno de los comisarios, Carlos Gollonet, representa el paradigma de la época en la que "se entrelazan los intereses de la novela social y de la crónica de viajes de Rafael Sánchez Ferlosio y Cela con el neorrealismo italiano".

La serie se adentra en el barrio almeriense al pie de la Alcazaba poblado por un subproletariado urbano que habita una peculiar arquitectura, edificios que se convierten en el objetivo principal cuando en la década de los sesenta el fotógrafo decide utilizar el color.

"Las fotos de La Chanca corresponden a la posguerra, por tanto, una España de tiempos de silencio, y tenía que tener un apoyo del blanco y negro, porque era más trágico, más dramático, pero la sociedad cambia, llegó el desarrollismo y con él el color, y no solo había que cambiar de color, sino también de cámara y de formato para darle una coherencia expresiva", ha señalado.

Las fotografías de las paredes desconchadas de las casas y de los muros de las cuevas que Pérez Siquier tomó en 1965 constituyen el capítulo que cierra la serie "La Chanca".

En esta subserie fotográfica, bautizada como "Informalismos", el propio autor arañaba las paredes y de esa acción afloraban los diferentes colores que la acumulación de tiempo y familias habían ido superponiendo.

Como fotógrafo contratado por el Ministerio de Información y Turismo, Pérez Siquier emprendió diversos viajes por el litoral español para obtener imágenes destinadas a la promoción turística y de ahí surgió su siguiente serie, "La playa" (1972-1980), que el artista comenzó "con una mirada crítica hacia esos bárbaros del norte", de los que le interesan "no sólo la sensualidad, la carne, sino también el aspecto textil", los bikinis, el colorido de sus ropas.

Entre 1980 y 2001, Siquier desarrolla en "Trampas para incautos" su interés por las superficies, en las que, con ironía, humor y ojo surrealista, muestra figuras de feria, parasoles ilustrados o enseñas publicitarias, en ocasiones aparentemente fuera de contexto.

La exposición se cierra con la serie más íntima, "La Briseña" (2015-2017), que, según el comisario, sugiere "un repliegue hacia el interior, un gesto común en fotógrafos que entran en su madurez".

Ocupa el encuadre en esta serie el interior de su residencia veraniega, situada en el desierto almeriense, y toma protagonismo la materialidad del encalado de las paredes, los objetos aparentemente insignificantes.

En "La Briseña" utiliza por primera vez una cámara digital que tomó prestada de su compañera Teresa.

"Con la cámara digital he lanzado un anzuelo y a ver qué pesco", ha confesado Siquier para justificar este cambio después de sufrir la casi inexistencia de películas y laboratorios para revelar

Y añade: "Es muy fácil hacer fotos con una digital, pero procuro conservar la emoción de las analógicas y no miro la pantalla, tiro pocas fotos como si fuera un carrete y no miro las fotos hasta que estoy reposando en casa para comprobar si he acertado o fracasado".

A juicio de Siquier, "hoy se fotografía sin reflexionar y el digital se ha popularizado tanto que muchos se creen artistas"; sin embargo, advierte que "a través de lo digital se abre un mundo nuevo de soporte para los nuevos creadores".

Pérez Siquier fue uno de los impulsores de la Agrupación Fotográfica Almeriense (AFAL), cuya revista homónima se convirtió, como hoy recordaba, "en la única plataforma de difusión que encontraron en España los extraordinarios fotógrafos barceloneses Ramón Masats, Xavier Miserachs, Oriol Maspons, Ricard Terré o Leopoldo Pomés".

La exposición, que se completa con reportajes de la época de Filmoteca Española u otro de La Chanca realizado por Falange Española en los años 40, así como de algunas guías Everest ilustradas por Siquier, se exhibirá posteriormente en Valencia, Amsterdam y Fráncfort, a falta de confirmar otras dos sedes entre Europa y América.

Con la retrospectiva dedicada a Pérez Siquier, la Fundación Mapfre cerrará la etapa en su actual sede, la Casa Garriga Nogués, propiedad de la Fundación Godia, y a partir del 4 de junio continuará su actividad, ya como Centro Internacional de Fotografía, en la Torre Mapfre barcelonesa.

Jose Oliva

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