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Se cumplen 50 años de la salida de "Treinta minutos de vida" de Moris

TN

"Ahora que miro la lista de los temas, los veo como pedazos de un rompecabezas incompleto, que soy yo mismo...Y aquí están, fieles al tiempo, separadas por algunos silencios de púa, las cosas maravillosas y malditas que he vivido y sentido, en esta minúscula era de mi existir", escribió Moris en la contratapa del disco Treinta minutos de vida, su debut solista en abril de 1970.

Una obra fundamental para entender un periodo de nuestra historia, con canciones como “El oso”, “Ayer nomás”, “Pato trabaja en una carnicería” y “Escúchame entre el ruido”, entre otras.

Mauricio Birabent, su verdadero nombre, es un pionero de nuestro rock que formó parte de un mítico grupo de artistas que en 1966 deambulaban por la ciudad componiendo canciones en lugares emblemáticos como Plaza Francia, La Cueva y La Perla de Once. Tanguito, Miguel Abuelo, Pajarito Zaguri, Javier Martínez, Pipo Lernoud y Litto Nebbia lo acompañaron por aquella aventura. De ese movimiento salieron Los Beatniks, Los Gatos, Los Abuelos de la Nada y Manal.

De chico, en la casa familiar de Moris se escuchaba mucha música. Entre discos de boleros y de Frank Sinatra, también sonaban los primeros éxitos de Elvis Presley. Fueron esas canciones las que marcaron al cantante para siempre.

"Rebelde me llama la gente"

Su camino sobre el escenario arrancó en el verano de 1966. El músico se fue a Villa Gesell con su primera banda, Los Beatniks, y se presentó en el "Juan Sebastian Bar". El grupo tocaba versiones de "Tutti Frutti" o “Long Tall Sally", los primeros éxitos del rock and roll.

Cuando volvieron a Buenos Aires, gracias a un contrato con CBS, ingresaron al estudio de grabación en junio de 1966 para registrar dos de sus composiciones: "Rebelde" -para muchos el primer tema de rock nacional- y "No finjas más". El simple tuvo una edición de 600 copias y se vendieron 200.

Articulo con la detención de los integrantes de los Beatniks.

Para promocionar un poco su salida, los integrantes se pusieron en contacto con Héctor Ricardo García, dueño del diario Crónica y editor de otras publicaciones como Así y le contaron una idea: recorrer la ciudad en una camioneta tocando sus canciones hasta terminar todos desnudos -junto a otros jóvenes- en una fuente ubicada frente a una importante discoteca de la época. La noticia, por supuesto, llegó a varios diarios. Quedaron detenidos.

"La canción 'Rebelde' fue una forma de oponerse a la guerra. Por aquellos días, mediados de los '60, existía la amenaza de la guerra atómica y esa era nuestra respuesta a esa batalla", recordó Moris en una entrevista con La Viola. "Tocar esta música era oponerse a la sociedad militar y policial de la época. Ellos no podían creer que los jóvenes teníamos nuestras propias ideas. Por ejemplo, La Cueva o La Perla eran lugares de refugio para nosotros", destacó.

La grabación del disco

En 1970, ya alejado de Los Beatniks, el cantautor publicó su trabajo solista Treinta minutos de vida. En la lista encontramos "Ayer nomás", una canción que compuso junto a Pipo Lernour y que ya habían grabado Los Gatos: "Le pedí a Pipo que escribiera una letra con una historia que tenía y así nació". La versión del disco es con la letra original.

"En aquella época, todos cantaban temas de otros. Por ejemplo, Tanguito cantaba "Yo no pretendo" de Moris, 'El vagabundo' de Litto Nebbia o 'Todo el día me pregunto' de Javier Martínez. Moris también cantaba canciones de Tanguito y de Lito. Cuando Los Gatos grabaron por primer vez quisieron incluir material de otros. En su primer simple salió 'La Balsa' de Tanguito y Nebbia y 'Ayer nomás' que compusimos con Moris. Ese primer single representó a todos ese grupo de artistas", definió Pipo Lernoud, en una entrevista con La Viola.

También en Treinta minutos de vida está el clásico "El Oso" -que tiene una curiosa anécdota que involucra a otra figura de nuestro rock- que compuso a pedido de una maestra jardinera para cantarles a sus alumnos. "El día que entramos a grabarla, el bajista no estaba, se había perdido tratando de llegar al estudio. Le pedí a Pappo, que estaba por ahí y que tenía muy buen oído, que tocara el bajo y aceptó sin ningún problema".

"De nada sirve", otro clásico que el autor recuerda como "una improvisación que tenía en la cabeza". "Un día que estaba el estudio libre decidí grabarla sin saber cuál sería el resultado".

"Compuso todas esas canciones en varios años, desde Los Beatniks hasta la grabación del disco. Moris es una voz argentina y porteña de la rebeldía y de protesta, pero no en el estilo que conocimos de los cantautores de los '70, sino una protesta en contra de las guerras y los prejuicios de la sociedad. Era el pedido de una voz nueva para los jóvenes. Él representaba los cambios en una sociedad gris y en dictadura militar", resumió Marcelo Fernández Bitar, periodista especializado y autor del libro Historia del rock argentino.

El álbum se grabó para el sello Mandioca en los míticos estudios TNT y contó con la participación de músicos como Pappo, Claudio Gabis, Javier Martínez y Richard Green. "Hay historias que cuentan que algunas de las canciones se grabaron en sesiones de Los Gatos y que los ténicos pasaron las cintas", destacó Fernández Bitar a La Viola.

Aquel año 70 fue fundamental en la construcción de nuestro rock. En ese año también salieron los primeros discos de Almendra, Manal y Vox Dei.

En 1975, por la difícil situación que vivía el país, Moris decidió probar suerte en España. Tres años después publicó Fiebre de vivir, con temas como “Sábado a la noche", “Rock de Europa” y una versión de “Zapatos de gamuza azul”. Se convirtió también en un referente de ese país.

"Moris demostró que se podía cantar en castellano. Un faro que alumbró un camino para varios artistas. El primer solista de nuestro rock", definió el periodista. A medio siglo de su salida, Treinta minutos de vida brilla con su poesía y valentía. Un ícono para nuestra música.

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