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"Un autobús verde sale de Alepo"

Novedad editorial: "Un autobús verde sale de Alepo"





   

Ediciones del Oriente y del Mediterráneo publica esta novela del autor kurdo sirio Jan Dost, que retrata la realidad vivida por los civiles obligados a abandonar Alepo oriental en diciembre de 2016, tras años de conflicto y represión por parte del régimen de Bashar al-Asad.



El libro destaca la carga simbólica de los autobuses verdes que salían de la ciudad repletos de civiles y combatientes con sus escasas pertenencias y múltiples recuerdos. Según el propio Dost, estos vehículos colectivos se convirtieron en la imagen de la derrota y provocaron enorme dolor a quienes se subían a ellos o los veían partir. A través de la historia de una familia, atrapada entre los bombardeos y el cerco, el autor nos presenta al ciudadano sirio como presa de la vorágine de la guerra, carente de toda lógica. Además, nos introduce en la complejidad y diversidad de actores implicados en esta contienda trágica.



“Con esta novela he querido realizar un seguimiento de la situación de los civiles en el contexto de guerra: civiles que no quieren guerras ni conflictos. He querido mostrar que la neutralidad no sirve en las guerras. En las guerras uno se convierte en víctima, ya sea de un bando o de otro. El fuego de la guerra no distingue entre un árbol seco y uno verde: es un fuego ciego que incendia todo el bosque.” Jan Dost



Jan Dost es un poeta, escritor y traductor kurdo sirio nacido en la ciudad de Kobani (distrito de Alepo), en 1965. En el año 2000 abandonó Siria debido a la falta de libertad para escribir y publicar en kurdo y se exilió en Alemania. Ha publicado diez novelas y cuatro poemarios en kurdo y árabe y ha obtenido varios premios literarios, como el Premio a la Novela Corta en kurdo en 1993, en Siria; el Premio a la Poesía en Kurdo, en Alemania en 2012; el Premio a la Creatividad de la revista Damasco en Londres, en 2013; y el Premio Hussein Arif de Novela

en la región del Kurdistán en 2014. Un autobús verde sale de Alepo es su primera obra traducida al castellano.





Siria: la locura de la guerra. Por Iñaki Urdanibia



Jan Dost es kurdo y ha ejercido como escritor en diferentes géneros, además de haberse dedicado a la traducción; los problemas a la hora de poder publicar le llevaron a abandonar su Kobani natal, perteneciente al distrito de Alepo, para irse a Alemania en donde reside y en donde ha escrito el libro que presento: « Un autobús verde sale de Alepo », publicado por Ediciones del Oriente y del Mediterráneo. El libro resulta sobrecogedor de principio a fin, si bien la última parte de la obra alcanza cotas francamente de alturas en la que el estado alucinatorio invade la mente del protagonista, uno de ellos, el padre, haciendo que los muertos revivan en una atmósfera cargada del interior de un autobús verde, en lo incierto de unos límites borrosos en los que la realidad , el sueño y el delirio se unen haciendo que la distinción entre ellos sea realmente difícil; estado que angustia al anciano y que se contagia al lector gracias a la habilidad lírica y la dosificación del escritor.

La denuncia es obvia: la guerra y sus responsables mayores, las fuerzas del régimen y sus aliados, sin olvidar al Daesh. La víctima la población civil que se convierte en objetivo, se quiera o no ( que sí) de las bombas de la aviación siria, rusa y también americana que en su pretendido intento de acabar con la dictadura allá instalada desde hace años, y la brutalidad, acumula daños colaterales que se traducen en vidas , destrucción de viviendas…en desolación. Como es obvio a este fuego que cae del cielo se ha de sumar el que se cruza entre bandas de diferente signo, con sus francotiradores y sus métodos realmente brutales que se practican, en nombre de la religión verdadera, violando, degollando…y provocando esta demencia la locura en no pocas mentes. La muerte no tiene misericordia lo que exige fortaleza para avanzar con indiferencia, habituándose a la dominante presencia de la parca. « Las guerras carecen de razón, no hay cuando se despiertan los instintos y gobiernan las reacciones».

Es por medio de una familia que se nos va haciendo entrar en medio del desastre, con sus llantos, su desesperanza, su rabia y sus muertes. El relato se abre y se cierra en el interior de un autobús verde que abandona Alepo , autobús enviado, junto a otros muchos, por el gobierno sirio victorioso, a raíz del acuerdo alcanzado por Turquía y Rusia de cara a facilitar la salida de las poblaciones y los combatientes derrotados ; en el autobús al que me refiero viaja Abdul al-Ayili, conocido como Abu Leila que habiéndose quedado solo, viudo y con la familia dispersada, en su casa de Alepo , a pesar de su resistencia al final es convencido para que suba en el verde autobús. Allá había visto como un barril explosivo , lanzado por un helicóptero del régimen, había partido en dos a su nieta de cinco años, Maysún, su nieta más amada ya que según decía sus ojos se asemejaban a los de su esposa Nazli, y había dado la noticia a su hija, y madre de la criatura, Leila, que al ver el cuerpo troceado de su hija, inició un viaje a la oscuridad de la vida.

Allá se desarrollaba la vida con falta de agua, gas y electricidad, carencia a la que se sumaban las restricciones impuestas por las milicias que campaban entre las casas derruidas, guardando a buen recaudo sus víveres, de los que no hacían partícipes a los habitantes; y el riesgo de conseguir pan, guardando interminables colas que no pocas veces concluía con el pan manchado de sangre. La falta de todo iba en paralelo a la omnipresencia de una celosa policía de costumbres

( Hay´a Shar´iya: Organismo de aplicación de la ley, formado en 2013 por cuatro de los más importantes batallones de Alepo, entre ellos Ahrar al-Sham y el Frente de Al-Nusra) que velaba para hacer cumplir las normas religiosas más estrictas, la saría.

El mundo mirando para otro lado, y los funcionarios del Tribunal Internacional de Justicia y la Corte Penal de la Haya simulando ser ciegos, sordos y mudos ante el dolor y la sangre que empapaba los edificios en ruinas. Los derechos humanos se habían ausentado en aquella geografía.

Leila, que estudiaba filología inglesa, había conocido en la cafetería de la facultad de medicina a quien a no mucho tardar sería su marido, Ferhad, que a la sazón cursaba quinto de carrera. Allá se respiraba un ambiente de cierta esperanza sobre el final del régimen, ante el panorama de la denominada primavera árabe que recorría los países de la zona. Convertido ya en médico, experimentado, ya que allá no faltaban cuerpos mutilados , heridos, etc. Ferhad se vio obligado a rendir pleitesía al emir de Daesh en Manbej, que es donde vivía con su mujer y sus tres hijos; la esperanza de poder librarse de las garras del estado Islámico, conservando su puesto de cirujano en el hospital Ibn Sina. Dos meses después de las exigencias del emir, miembros del Daesh se lo llevaron y ante las preguntas de la mujer, respondieron que había sido llevado para mantener una conversación con los hombres del Estado. Kamiran , Alan y Maysún, los hijos no cesaban de preguntar por su padre . Tras varios días, Leila comenzó a temerse lo peor , ya que los degüellos y ejecuciones que cometía la Hisba, la policía del Daesh eran moneda corriente. Tiempo después de la desaparición de su marido, se presentaron en su casa miembros del Daesh conminándola a abandonar la casa ya que era propiedad del Estado Islámico. Leila se dispuso para una defensa numantina , a la vez que en su encierro contaba a sus hijos historia de yinns ( demonios) que pululaban por doquier , obstaculizando la vida de los humanos.

Los padres cada vez más tristes ante la situación de su hija y nietos, veían incrementado su pesar por la dispersión de sus otros hijos: Omar había desertado del Ejército Árabe Sirio y se había alistado en el Ejército Sirio Libre; Asem había dejado a su mujer y sus tres hijas y había emprendido viaje a Europa; el hijo mayor Abdel Naser había sido alcanzado por un proyectil en la guerra de los campamentos en Beirut; Alí se unió a los barbudos , abandonándolos por las estrictas imposiciones de la ley de Dios…

Al final el padre organizó un equipo de salvamento, con sus hermanas apara hacer salir a su hija de su encierro y llevarla a Alepo junto a la familia…tras muchas discusiones y resistencias lograron que la mujer y sus hijos se fueran con ellos…en un viaje en el que los controles de diferente signo abundaban y las propinas resultaban necesarias para sortearlos. Allá instalados , compartiendo el pan diario de miedo,a lo que vino a sumarse el dolor de su madre, Nazli, que fue llevada al hospital : allí vieron que era una operación simple ya que se trataba de una apendicitis…las bombas, la falta de luz y demás, acabaron con la vida de la señora…

Las ruinas de Alepo , cada grupo formando un estado propio, las bombas y la familia que se deshace , los muros con las proclamas amenazantes de los combatientes, y en medio de esa selva de monstruos, las asustadas palomas , los gatos y perros en busca de comida…y, para colmo de desmanes, los ladrones que despojan la casa del anciano…y los autobuses verdes , como símbolo de la victoria de las fuerzas gubernamentales. Abu Leila al final fue convencido de abandonar Alepo, a regañadientes y con el vestido de novia de su mujer y con una colección de fotos en la maleta subió al autobús y mirando las fotos, entabla una conversación con sus muertos que le relatan los detalles de sus idas y venidas, le cuentan las atrocidades vividas, el horror…« en una guerra cruel , en la que nadie entendía nada », en que las deserciones y los cambios de bando eran moneda al uso… y el anciano convertido en «estatua de cera…»



https://www.casaarabe.es/noticias-arabes/show/novedad-editorial-un-autobus-verde-sale-de-alepo


https://kaosenlared.net/siria-la-locura-de-la-guerra/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=siria-la-locura-de-la-guerra

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