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Artistas de Haití y República Dominicana se unen con la UNESCO y su Programa Transcultura para tender puentes entre ambas naciones y construir resiliencia a partir de su legado común africano









El panel contó con los aportes de: Jean Jean, Daphné Ménard, Rachel Magloire, Florence Jean-Louis Dupuy y Pierre-Michel Jean, en representación de Haití. Por República Dominicana participaron: Darío Solano, Omar Tavarez, Ana María Belique, Roldán Mármol y Marily Gallardo. Todas son personalidades provenientes del mundo del teatro, la música, el cine y la gestión cultural, que tienen en común su activismo en proyectos de cooperación y solidaridad entre los dos países, “alas de un mismo pájaro”, según enfatizaron.
En representación de la UNESCO se unieron al diálogo, la Directora de su Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe, Katherine Müller-Marín y la Directora de su Oficina en Puerto Príncipe, Pilar Álvarez-Laso. Por UNFPA estuvo presente Yves Sassenrath, su representante en Haití.
Entre los temas que merecieron la atención de los creadores convocados destacan: i) los efectos nocivos de la COVID-19 para el ejercicio de su condición de artistas y afrodescendientes; ii) los modos de convertir los desafíos y riesgos en nuevas oportunidades de realización cultural y cohesión social mediante la cooperación transfronteriza; iii) la profundización de las desigualdades, la exclusión social, el racismo y demás formas de discriminación que sufre la cultura popular de origen africano y la falta de reconocimiento hacia las expresiones culturales originarias que, sin embargo, son las que están ayudando a las personas a construir resiliencia ante el embate de la COVID-19; iv) la importancia de fomentar redes de solidaridad y colaboración binacionales para fortalecer la capacidad de respuesta no solo al coronavirus –que es solo la crisis más reciente–, sino también a la precariedad laboral habitual; v) la precaria situación de portadores de tradiciones que, dada su avanzada edad y su pertenencia a comunidades desfavorecidas, registran el estado más vulnerable; vi) el debilitamiento de la herencia cultural a ser transmitida a las nuevas generaciones, producto de la pérdida física de los ancianos, custodios de las expresiones culturales originarias, entre otros.
En República Dominicana, por ejemplo, más de 30 grupos originarios y sus cofradías se han visto seriamente afectados por la pérdida física de sus ancianos. Tal es el caso de Jesús Minier, artesano de la Cofradía Mata Los Indios, experto en elaboración de los instrumentos musicales y cuyo fallecimiento ha levantado las alertas de la comunidad.

La adversidad ha puesto a prueba la inventiva de los artistas, quienes han encontrado soluciones innovadoras –con frecuencia digitales– para continuar ofreciendo su arte al público. Sin embargo, para hacer sostenibles y duraderas dichas alternativas, se requiere de políticas públicas eficaces que les brinden amparo legal y contribuyan con su legitimación en la sociedad civil.

Acciones transfronterizas entre Haití y República Dominicana, como AZUEI y TranDo constituyen algunas de las muestras de estas alternativas, para las cuales el trabajo con los afrodescendientes es esencial. En las actuales circunstancias confrontan, no obstante, enormes dificultades ante el cierre de la frontera y el impacto económico de la Covid-19.

Por otra parte, la necesidad de actuar fuera de los recintos cerrados ha propiciado un acercamiento a la tierra, a la creación de teatros verdes, en ambientes naturales, lo que propicia un retorno a las raíces gregarias del arte, un creciente respeto por la biodiversidad y una mayor integralidad de la creación, como vector de desarrollo en áreas como la salud, la protección del medio ambiente y la cohesión social.

Los panelistas insistieron en la urgencia de que la UNESCO los represente ante entidades de gobierno y organizaciones privadas, para generar alianzas en pro de la protección de las tradiciones culturales de matriz africana, desde una perspectiva descolonizadora y para ayudarlos a insertarse en los mecanismos tradicionales de distribución, consumo y promoción del arte.

(1) En enero de 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas lanzó el Decenio Internacional para los Afrodescendientes para promover “la protección de los derechos de las personas de ascendencia africana, reconociendo sus aportaciones y la preservación de su rico patrimonio cultural”.

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