CASA AMÉRICA Todo comienza con una imagen mental: una naranja que sangra. Contagiada de la estética de la contracultura japonesa y los rituales aztecas del sacrificio humano como una forma de poética, y donde el canibalismo se presenta como un signo de desprecio ante la exasperación, la artista Liza Ambrossio mezcla en su proyecto performance, intervención del espacio, vídeos, instalaciones, prácticas de manipulación psicológica, ciencia ficción, eroguru y brujería. «Naranja de Sangre se realiza después de años de una vida nómada por diferentes países que me han permitido construir una narrativa basada en mis pesadillas lúcidas, y la práctica de libre asociación pretendiendo investigar mi malestar en la cultura por diversos conflictos contemporáneos a partir del terror individual y la hipótesis de la posesión de un trastorno psicológico que he autodenominado "psicosis paranoica del sueño" basado en experimentos e investigaciones de neurociencia, neurofisiología y la historia d
Revista de cultura y arte