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'Volver a casa': Tres siglos de esclavitud

Vi las mazmorras y comprendí que debía contar una historia que mezclase a dos mujeres: una que estaba con un británico y vivía en la parte alta del castillo, y una que estaba en las mazmorras. Yaa Gyasi

Creemos al que tiene el poder. Él es quien consigue escribir su historia. Por eso cuando estudiáis historia, siempre debéis preguntaros: “¿De quién es la versión que no me han contado? ¿Qué voz fue silenciada para que ésta se oyese?” Cuando hayáis respondido a eso, debéis encontrar también esa otra historia. Palabras de un personaje de la novela, el profesor Yaw, a sus alumnos y alumnas

Cuando el fuego amenazó con destruir la aldea, Cobbe supo que su bebé recién nacida estaría maldita. Ella y sus hijos y los hijos de sus hijos.

Las hermanas Effia y Esie crecieron en poblaciones diferentes y jamás se conocieron. A una la casaron con el gobernador británico y le tocó el piso alto del castillo de Costa del Cabo, ver el mar y escuchar gemidos humanos bajo sus pies. A la otra, ni la luz ni el aire. La capturaron y la arrojaron a las mazmorras antes de ser enviada en un barco de esclavos a Estados Unidos.

Primera novela de la escritora estadounidense de origen ghanés Yaa Gyasi, la trama de esta cautivante historia de hondo calado humano se desarrolla en la costa suroccidental de África, en la actual República de Ghana, y en Norteamérica desde el siglo XVIII hasta la presente. 




Hijas de una misma madre y de padres pertenecientes a dos etnias distintas, Effia y Esi son dos hermanas de sangre que nunca llegarán a conocerse. Sus caminos están irremediablemente destinados a separarse: así, mientras Effia es obligada a casarse con un gobernador inglés y a residir en una fortaleza junto a la costa, Esi es capturada y enviada como esclava al sur de Estados Unidos. 
La narración va trazando, pues, el devenir de las dos ramas de la familia, protagonistas de conmovedoras historias de aflicción, esperanza y superación en el marco de una serie de relevantes acontecimientos históricos: las guerras tribales, el negocio del cacao, la llegada de los misioneros, la Ley de Esclavos Fugitivos de 1850, la Gran Migración Negra, la lucha por los derechos civiles y el renacimiento de Harlem en los años veinte, hasta llegar a la epidemia de heroína de los setenta. 

La novela sigue la historia de la descendencia de dos mujeres ghanesas, a través de siete generaciones. Yaa Gyasi admire haber aprendido mucho de Cien años de soledad, novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez. En Volver a casa, se tratan acontecimientos históricos como las leyes de segregación de Jim Crow, la gran migración afromaericana, las revueltas entre las tribus ghanesas asantes y fantes, la guerra contra los ingleses y el periodo tras la independencia de Ghana.

Recibida con entusiasmo desbordante en Norteamérica, Inglaterra y Francia, la crítica especializada de ambos lados del Atlántico celebró la llegada de una voz nueva, límpida y potente, dotada de un especial talento para acercar al lector el microcosmos de los sentimientos más íntimos del individuo en su desigual lucha ante la aplastante fuerza de la Historia. Una lectura apasionante, diríamos irrenunciable, que sirve de carta de presentación de una nueva generación de autores de origen africano que, sin duda, dejada huella en la literatura de este siglo.

«Hay libros buenos, libros hermosos y luego están los grandes libros. Hay libros que emocionan y educan, y luego están los que son menos habituales, los valiosos, los que tienen la fuerza de cambiar nuestra forma de entender la complejidad de este mundo extraño. Volver a casa pertenece a esa segunda categoría.»
Lire

«Trazar tres siglos en cuatrocientas páginas era una apuesta arriesgada y podría haber terminado en una novela didáctica o insulsa. Pero no ha sido así: Gyasi ha logrado esta proeza gracias a una inteligente combinación de política e intimismo, historia y magia, y a unas imágenes con un gran poder evocador.»
Le Monde

«La esclavitud es una herida abierta: nunca sanará. Y como tal, ha proporcionado una reserva inagotable de material para narradores, un pozo sin fondo de giros trágicos, traiciones épicas, trascendencias inesperadas y secretos desconocidos. [...] En ese mismo pozo de agua turbia se ha sumergido Yaa Gyasi, escritora novel de origen ghanés-americano, para crear Volver a casa, un retrato valiente del papel que desempeñó África occidental en el comercio transatlántico de personas.»
The Guardian

«Necesitaba leer un libro como éste para recordar de lo que uno es capaz. Y necesitaba recordar qué ocurre cuando una imaginación literaria especialmente dotada se topa con una tarea épica. Volver a casa es una fuente de inspiración.»
Ta-Nehisi Coates, autor de Entre el mundo y yo



La dignidad de los hijos de la trata
Por Teresa Álvarez Martínez

Con un enorme incendio que en una noche de 1760 arrasa la tierras de los fante (en la actual Ghana) comienza Volver a casa, primera novela de la estadounidense de origen ghanés Yaa Gyasi. Es una joya literaria. Una obra tallada con talento y rigor en la que la autora recrea la historia de sus antepasados a través de una saga familiar que progresa a lo largo de 250 años, desde aquel fatídico incendio de 1760. Esa misma noche llega al mundo la pequeña Effia, que unos años después será vendida como esposa a un militar británico que dirige el tráfico de esclavos en el castillo del Cabo, una de las fortificaciones de la ruta esclavista más emblemáticas del golfo de Guinea. Su medio hermana, Esi, nacerá en el seno de una importante familia del país asante y allí será capturada y almacenada como una bestia junto a otras mujeres en los sótanos del mismo castillo del Cabo para ser deportada como esclava al sur de los Estados Unidos. El relato está construido a partir del recorrido alterno de las dos ramas familiares y en cada capítulo, que podría constituir una novela en sí mismo, se nos presenta la historia de un nuevo miembro de cada uno de los linajes.
Se trata de una novela deliberadamente fragmentaria, cuya forma en sí misma constituye una metáfora de tantas vidas rotas y truncadas de las que solamente podemos ver pequeños fogonazos que quedan iluminados por unos instantes en la oscuridad de la historia y del olvido. El lector tiene que esforzarse en reconstruir y rellenar toda la trama que une esos fragmentos de vida que comparten los descendientes de Effia y de Esi, silenciados entre los recovecos de la historia.

Precisamente es Jo, nieto de Esi, quien siendo un bebé es entregado por sus padres a una esclava cimarrón para que pueda crecer como un hombre libre, el que expresa su angustia al pensar que toda su historia podría ser borrada:

A menudo a Jo le preocupaba que la línea que trazaba su familia se hubiese interrumpido, perdido para siempre. Que no pudiera llegar a saber quiénes eran los suyos, y los antepasados de los suyos, y que, si había historias que contar sobre su procedencia, se quedase sin oírlas.

Gyasi se ocupa de que esto no suceda y, además de ofrecernos la potente historia de una saga familiar, nos brinda un panorama general en el que pueden enmarcarse las historias de otras tantas familias que compartieron una terrible comunidad de violencia, injusticia y sufrimiento a lo largo de los siglos.

Y es justamente la continuidad de esta violencia física, mental e institucional, su huella imborrable en los cuerpos, en el pensamiento y en la historia lo que sobrecoge al lector, que sin duda, no está acostumbrado a leer la realidad desde este punto de vista. Una vez abolida la esclavitud el rumbo de la historia de los africanos y de sus descendientes no parece cambiar sustancialmente, tras haber sufrido la degradación física y moral de la esclavitud, se enfrentan a una sociedad profundamente racista que no parece dispuesta a convivir con sus antiguos esclavos en pie de igualdad.

Sin embargo, Yaa Gyasi no se recrea en el drama, sino que nos muestra una increíble historia de dignidad humana, de resiliencia y de fuerza. Los diversos protagonistas de la novelista de origen ghanés, tanto hombres como mujeres, son personajes a menudo vencidos pero nunca humillados. Son hombres y mujeres que se rebelan y que a lo largo de siete generaciones van, progresivamente, liberándose de un destino impuesto por otros.

Así, en la época colonial de Costa de Oro, en la actual Ghana, un descendiente de Effia, el profesor Yaw, les explica a sus alumnos cuáles son las relaciones entre saber y poder:

Creemos al que tiene el poder. Él es quien consigue escribir su historia. Por eso cuando estudiáis historia, siempre debéis preguntaros: “¿De quién es la versión que no me han contado? ¿Qué voz fue silenciada para que ésta se oyese?” Cuando hayáis respondido a eso, debéis encontrar también esa otra historia.

Mientras tanto, al otro lado del océano, Sonny vive confinado en el Harlem de los 50 y relee Las almas del pueblo negro, el clásico de W.E.B. Du Bois, mientras está encerrado en un calabozo por haber participado en una marcha contra la segregación. La novela se cierra en la época contemporánea y nos propone el inicio de un nuevo camino, una nueva ruta que se abre hacia el cambio, la esperanza y el futuro.

Sin embargo, a pesar del claro compromiso histórico que hila toda la novela, Volver a casa es ante todo una historia de personas que aman, sufren, luchan y viven. El lenguaje de Yaa Gyasi es directo y poético al mismo tiempo. Excita los sentidos del lector recurriendo al tacto, al sabor y al olfato y transmite una fuerte sensualidad en la que el color y la textura de la piel oscura son protagonistas. Los paisajes que los rodean, naturales o urbanos se llenan también de matices sensoriales que nos permiten transportarnos a los inmundos calabozos del Castillo del Cabo, la tierra roja y cálida de los asante, la oscuridad de las minas de Pratt City o la hermosa bahía de Chasepeaky.

No nos atrevemos a poner una etiqueta a la escritura de Yaa Gyasi, pero sentimos que de alguna manera la escritora ghanesa forma parte de este grupo de poderosas voces femeninas, que como Chimamanda Ngozi Adichie o Arundhati Roy, provienen de países que fueron colonizados por las potencias europeas. Esta escritura de mujeres nacidas en los territorios de las antiguas colonias ha llegado para quedarse y para que podamos leer la historia desde un punto de vista doblemente diferente.

28/02/2018
Teresa Álvarez Martínez
Volver a casa, la dignidad de los hijos de la trata
Con un enorme incendio que en una noche de 1760 arrasa la tierras de los fante (en la actual Ghana) comienza Volver a casa, primera novela de la estadounidense de origen ghanés Yaa Gyasi. Es una joya literaria. Una obra tallada con talento y rigor en la que la autora recrea la historia de sus antepasados a través de una saga familiar que progresa a lo largo de 250 años, desde aquel fatídico incendio de 1760. Esa misma noche llega al mundo la pequeña Effia, que unos años después será vendida como esposa a un militar británico que dirige el tráfico de esclavos en el castillo del Cabo, una de las fortificaciones de la ruta esclavista más emblemáticas del golfo de Guinea. Su medio hermana, Esi, nacerá en el seno de una importante familia del país asante y allí será capturada y almacenada como una bestia junto a otras mujeres en los sótanos del mismo castillo del Cabo para ser deportada como esclava al sur de los Estados Unidos. El relato está construido a partir del recorrido alterno de las dos ramas familiares y en cada capítulo, que podría constituir una novela en sí mismo, se nos presenta la historia de un nuevo miembro de cada uno de los linajes.

Se trata de una novela deliberadamente fragmentaria, cuya forma en sí misma constituye una metáfora de tantas vidas rotas y truncadas de las que solamente podemos ver pequeños fogonazos que quedan iluminados por unos instantes en la oscuridad de la historia y del olvido. El lector tiene que esforzarse en reconstruir y rellenar toda la trama que une esos fragmentos de vida que comparten los descendientes de Effia y de Esi, silenciados entre los recovecos de la historia.

Precisamente es Jo, nieto de Esi, quien siendo un bebé es entregado por sus padres a una esclava cimarrón para que pueda crecer como un hombre libre, el que expresa su angustia al pensar que toda su historia podría ser borrada:

A menudo a Jo le preocupaba que la línea que trazaba su familia se hubiese interrumpido, perdido para siempre. Que no pudiera llegar a saber quiénes eran los suyos, y los antepasados de los suyos, y que, si había historias que contar sobre su procedencia, se quedase sin oírlas.

 

Gyasi se ocupa de que esto no suceda y, además de ofrecernos la potente historia de una saga familiar, nos brinda un panorama general en el que pueden enmarcarse las historias de otras tantas familias que compartieron una terrible comunidad de violencia, injusticia y sufrimiento a lo largo de los siglos.



Y es justamente la continuidad de esta violencia física, mental e institucional, su huella imborrable en los cuerpos, en el pensamiento y en la historia lo que sobrecoge al lector, que sin duda, no está acostumbrado a leer la realidad desde este punto de vista. Una vez abolida la esclavitud el rumbo de la historia de los africanos y de sus descendientes no parece cambiar sustancialmente, tras haber sufrido la degradación física y moral de la esclavitud, se enfrentan a una sociedad profundamente racista que no parece dispuesta a convivir con sus antiguos esclavos en pie de igualdad.

La escritora de origen ghanés Yaa Gyasi. Foto: Michael Lionstar
La escritora de origen ghanés Yaa Gyasi. Foto: Michael Lionstar

Sin embargo, Yaa Gyasi no se recrea en el drama, sino que nos muestra una increíble historia de dignidad humana, de resiliencia y de fuerza. Los diversos protagonistas de la novelista de origen ghanés, tanto hombres como mujeres, son personajes a menudo vencidos pero nunca humillados. Son hombres y mujeres que se rebelan y que a lo largo de siete generaciones van, progresivamente, liberándose de un destino impuesto por otros.

Así, en la época colonial de Costa de Oro, en la actual Ghana, un descendiente de Effia, el profesor Yaw, les explica a sus alumnos cuáles son las relaciones entre saber y poder:

Creemos al que tiene el poder. Él es quien consigue escribir su historia. Por eso cuando estudiáis historia, siempre debéis preguntaros: “¿De quién es la versión que no me han contado? ¿Qué voz fue silenciada para que ésta se oyese?” Cuando hayáis respondido a eso, debéis encontrar también esa otra historia.

Mientras tanto, al otro lado del océano, Sonny vive confinado en el Harlem de los 50 y relee Las almas del pueblo negro, el clásico de W.E.B. Du Bois, mientras está encerrado en un calabozo por haber participado en una marcha contra la segregación. La novela se cierra en la época contemporánea y nos propone el inicio de un nuevo camino, una nueva ruta que se abre hacia el cambio, la esperanza y el futuro.

Sin embargo, a pesar del claro compromiso histórico que hila toda la novela, Volver a casa es ante todo una historia de personas que aman, sufren, luchan y viven. El lenguaje de Yaa Gyasi es directo y poético al mismo tiempo. Excita los sentidos del lector recurriendo al tacto, al sabor y al olfato y transmite una fuerte sensualidad en la que el color y la textura de la piel oscura son protagonistas. Los paisajes que los rodean, naturales o urbanos se llenan también de matices sensoriales que nos permiten transportarnos a los inmundos calabozos del Castillo del Cabo, la tierra roja y cálida de los asante, la oscuridad de las minas de Pratt City o la hermosa bahía de Chasepeaky.

No nos atrevemos a poner una etiqueta a la escritura de Yaa Gyasi, pero sentimos que de alguna manera la escritora ghanesa forma parte de este grupo de poderosas voces femeninas, que como Chimamanda Ngozi Adichie o Arundhati Roy, provienen de países que fueron colonizados por las potencias europeas. Esta escritura de mujeres nacidas en los territorios de las antiguas colonias ha llegado para quedarse y para que podamos leer la historia desde un punto de vista doblemente diferente.


Teresa Álvarez Martínez
Teresa Álvarez Martínez es profesora de Lengua Francesa y miembro de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz (Zaragoza).Licenciada en Filología Hispánica y Francesa, Máster en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada y doctora en Artes y Humanidades, es especialista en literatura africana francófona y autora del libro "Descolonizar la palabra" (Icaria, 2017). Ha publicado diversos artículos y reseñas en revistas científicas universitarias e intervenido en diferentes congresos y cursos sobre África. También ha viajado como cooperante a distintos países de África Subsahariana (Chad, Mali, Burkina Faso y Senegal).





Yaa Gyasi (Mampong, Ghana, 1989) se trasladó a Estados Unidos con sus padres y dos hermanos cuando contaba dos años. Tras varios cambios de residencia (Ohio, Illinois, Tennessee), la familia finalmente se estableció en Huntsville (Alabama).


En 2009, mientras Yaa estudiaba Literatura en la Universidad de Stanford, obtuvo una beca de investigación y regresó durante unos meses a su país de origen. Volver a casa, su primera novela, se gestó durante ese viaje. Gyasi concluyó la redacción de la obra -nominada al prestigioso Premio Dylan Thomas- en el taller de escritura creativa de la Universidad de Iowa.


En la actualidad vive en Berkeley (California).

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